SOLILOQUIO
Y PASÓ
Acto I: Distraído.
Cortázar vive una vida bastante tranquila, realmente
no tiene muchos problemas, pareciese que todo sigue su curso sin tener una
pizca de ruptura o inestabilidad, cosa que muchos envidiaríamos. Una tarde se dirigió
a su establecimiento de café favorito, claro, también era el de su esposa; que
en esa ocasión no lo acompañaba. Después de unos segundos de estar sentado
comenzó a expresar ciertas incertidumbres que este tenía, puesto que era parte
de su ansiedad por las cosas, diagnosticada anteriormente.
-Tomar una taza de café me produce demasiadas sensaciones,
y es que, ¿Cómo algo tan simple puede hacerme sentir triste, feliz y tranquilo
al mismo tiempo? Es una forma incluso de hacerme sentir estresado, cuento los
movimientos que hago para finalmente sorber el café. Aunque pienso que tal vez
estoy distraído- Dijo como si nadie lo escuchara.
El señor Cortázar tomaba su taza de café cuando se
encuentra con uno de sus conocidos que trabajaba ahí.
-Hola señor Cortázar, ¿Cómo está? -Dijo con confianza
la persona que lo atendía.-Bien…Yo…Yo he estado bien. –Dijo un tanto incómodo.
- ¿No viene con su esposa? ¿Dónde está ella?
-No eh…No pudo venir, últimamente está muy ocupada. –Dijo.
Acto II: Caer en cuenta.
Cortázar se pone a pensar un poco después de la
pregunta que le hace la persona que loa atendía, puesto que en todo el día el
no recordaba haber visto a su mujer. Pasaron varias horas en las que este
estuvo pensando antes de retirarse del lugar.
- A veces no sé qué es lo que realmente está pasando, conmigo, con mi vida, las pastillas que tomo me hacen sentir realmente bien, o al menos algo neutral, no siento nada, aunque sé que eso podría contar como un sentimiento, el no sentir “nada”.
-Venir aquí solo no fue tan malo después de todo, puedo estar en paz sin que nadie esté hablándome, incluso me produzco a mí mismo cierta compañía, pero, es diferente, no sé, es muy distinto a lo habitual, de igual manera me da mucho miedo, incluso pensarlo me agobia bastante, estar solo debe ser muy deprimente, no me imagino pasar mi vida así; afortunadamente tengo a mi esposa que me ha estado acompañado todo este tiempo desde que murieron mis padres, me fue bastante difícil aceptar su ausencia, eso es algo que no voy a olvidar jamás.
-Cuando era pequeño soñaba con cosas que para mi edad probablemente no eran normales, en ese momento no podía explicar las cosas, era muy complicado, incluso podría decir que actualmente lo sigue siendo, solo recuerdo que sentía como si algo fuera a pesar, yo lo estaba viendo, a través de mis sueños, no era nada típico, o al menos no para mis amigos que no sabían que yo soñaba esto, pero sus sueños me parecían bastante normales en comparación de los míos. ¿Por qué estoy pensando en esto ahora? ¿Qué es ese algo que me hace recordar estas cosas? Seguramente es el café, sabía que había algo extraño en esto. Nuevamente me estoy estresando un poco al pensar en todo, es una explosión de sentimientos vacíos y profundos, una profundidad, un abismo donde no hay límites.
-Siempre he pensado que posiblemente soy alguien que
no debió estar aquí, y me refiero a los tipos de pensamientos que tengo, jamás
he coincidido del todo con alguien, no sé. No quiero decir esas cosas como ser único
o algo así, me refiero a que tal vez soy muy extraño o demasiado inteligente. Esta
taza brilla y deslumbra la lámpara del lugar, mis ojos pueden observarla sin
sentirse intimidados, y eso que no traigo puesto mis lentes, ¿Qué tanto pueden
resistir mis ojos a la luz? ¿Qué tanto puede resistir mi mente y alma a la
realidad? Cuestión de probar, supongo.
Acto III: Aceptar
la realidad.
Después de abandonar el lugar en donde estaba
anteriormente Cortázar, este se dirigió a su casa, ciertamente se sentía tranquilo,
feliz, sobre todo muy reflexivo, más que de costumbre. Al llegar a su casa se
recuesta y nuevamente se encuentra con el mismo, a solas, en silencio.
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